martes, 18 de agosto de 2015

Fe de horrores

Y es que hay de erratas a herratas, o errores de dedo a errores de pedo.
Tomado de "Cómo diferenciar un error de una errata", de Isabel Garzo, en Yorokobu

La velocidad de escritura y la falta de tiempo para repasar pueden ser las causantes de algunas de las faltas, pero no de todas. Una errata es un error que ocurre al teclear. Un dedo se va donde no debe o no se posa en la tecla con la fuerza suficiente y voilà. La palabra queda mutilada o con un apéndice grotesco. No era eso lo que se pretendía escribir.También podría ocurrir al escribir a mano sin la atención adecuada. La RAE lo define como un error «material».
Cosa distinta es un error de escritura debido al desconocimiento de una palabra o de una norma ortográfica. En este caso, el escritor cree que lo que ha escrito está bien. Difícilmente lo corregiría en una revisión. Esta equivocación no ocurre en el momento de plasmar la palabra sobre el papel, sino que tiene lugar antes, en la cabeza del redactor.
Quizá por esto muchos diarios hicieron que la «fe de erratas» pasara a llamarse «fe de errores». En realidad, aunque es inevitable que haya erratas en los diarios y revistas, estas no se suelen comentar en el número siguiente (sí se hace en algunos libros). Son los errores o inexactitudes los que se rectifican en las publicaciones periódicas, normalmente tras la protesta de un aludido.

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