domingo, 2 de diciembre de 2007

invisibilidad

Hace algunas semanas un autor me contrató para corregir y evaluar un texto que pensaba meter a un concurso. Le quité como 30 cuartllas y le cambié el título. Le pregunté que qué le había parecido el corte, que si no le había cambiado sin querer alguna idea. Respondió que no encontró dónde estaban los cortes, que se leía muy bien.

Me sentí orgulloso. Esa es la labor de un corrector, la labor en general de un editor: que no se vea su trabajo, ser invisible, hacer lucir al autor.

Pero hay personas que no lo entienden y la vanidad les gana.

Lo mejor es que ese texto ganó el concurso.

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